al momento de enseñar a nadar a una persona se debe individualizar, buscando tratar de darle lo máximo a cada persona a partir de sus necesidades y sus capacidades.
el miedo al agua puede deberse a dos razones:
- La persona a recibido una educación hidrofobica: esto se debe a que el adulto proyecta su propio miedo sobre el adulto.
- El niño a almacenado alguna o varias situaciones acuáticas desagradables provocadas por un choque emocional como lo es un sumergimiento provocado o un principio de ahogamiento, en este caso el miedo resulta de un traumatismo vivido atrevas de practicas pedagógicas inadecuadas.
¿COMO PUEDEN LOS DOCENTES CONTRIBUIR A SU TRATAMIENTO?
La primera norma para ayudar a un niño a superar este tipo de temores es no forzarlo a que lo afronte directamente, ya que podríamos provocarle mucho más miedo.
La clave de todo es demostrar y transmitir al niño la sensación de que estamos junto a él, de que nosotros no nos sentimos asustados y jugamos y disfrutamos. De esta forma, puede llegar a calmarse. Por el contrario, si su temor angustia a los adultos que están cerca, el pequeño puede entender que a los mayores también les da miedo, y posiblemente le entrará el pánico. Por este motivo, este profesional asegura que lo más conveniente es proponernos como "modelos a imitar" y, tranquilamente, con paciencia, transmitir seguridad. "Hay que dejar que el agua suba hasta una altura del cuerpo del niño que normalmente no tolera, incluso dejarle solo poco a poco, siempre bajo supervisión profesional, para que el miedo vaya desapareciendo". Otro método para evitar que un chiquillo sienta fobia al agua es animarnos a asistir junto a él a los cursillos que organizan las piscinas durante todo el año.
Muy bien luisa, esto es lo que buscamos, continua publicando tu vida docente y tus ideas. UN ABRAZO PACHO
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